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“Necesitamos más fisios para poder atender con calidad a todos los enfermos”.

 

  • Celia Alcázar, vicesecretaria de la Junta de Gobierno del COFIRM, cuenta su experiencia como fisioterapeuta voluntaria durante la peregrinación a Lourdes de la Hospitalidad de Lourdes de Murcia.

La Hospitalidad de Lourdes de Murcia lleva 53º ediciones celebrando la peregrinación anual a Lourdes. Cada verano, el número de personas voluntarias que participa en esta experiencia va en aumento. En esta edición han asistido 1300 personas voluntarias, peregrinos y enfermos, entre ellos, más de 300 menores de 18 años. “Para los niños es una experiencia muy enriquecedora. Desde los niños de 1 año hasta las personas de 100, todos tienen una labor y todas las labores son igual de importantes. La labor de servir agua a los enfermos o de mantener limpio el espacio, ver que forman parte de ese todo, hace que los más pequeños hagan su servicio con muchísima alegría pensando que su labor es tan importante… Ése es el verdadero milagro”.

Además de por voluntarios, los enfermos van acompañados de un equipo sanitario compuesto por 70 personas entre médicos, enfermeros, auxiliares de enfermería, farmacéuticos, psicólogos, podólogos… y una fisioterapeuta. 

El servicio de fisioterapia se puso en marcha hace 5 años. A pesar de ser el equipo médico más grande de todas las Hospitalidades de España, solamente cuenta con una fisioterapeuta voluntaria para atender a 200 enfermos.

La fisioterapeuta se ocupa de asistir las patologías previas de los enfermos, muchos de ellos con problemas neurológicos y discapacidad severa, ofreciendo tratamiento para aquellos que lo reciben habitualmente y también para las personas que no tienen acceso a un fisioterapeuta diariamente.

Por otro lado, la fisioterapeuta enseña a los voluntarios cómo hacer cambios posturales a los enfermos, cómo cogerlos o cambiarlos de sitio, ya que la mayor parte de voluntarios no son sanitarios y no tienen estos conocimientos.

“Son 5 días en los que te olvidas de ser tú para centrarte en ellos. Pero lo que recibes es increible”

Durante la peregrinación, los voluntarios dedican todo su tiempo a cuidar y a disfrutar del tiempo con los enfermos. Celia explica que “es una experiencia muy gratificante. La realidad es que hay personas con historias muy complicadas que te hacen recapacitar sobre lo afortunados que somos. Pero compartir el tiempo con ellos, ver sus caras de alegría, sentir que lo que estás haciendo por ellos significa tanto para ellos… Eso no tiene precio”.

Las inscripciones para asistir como voluntario o para formar parte del equipo sanitario comienzan después de Semana Santa y el viaje se celebra a finales de junio. Cada voluntario se hace cargo de sus gastos, pero se trata de un precio muy económico para poder suplir los gastos.

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